lunes, 25 de abril de 2011

TE INVITO A LA ACCION, ¿PERO CÓMO?

Hace unas semanas vi un vídeo que se ha hecho muy popular en la web de cierto ponente dando una conferencia a un grupo de directivos. Sin duda el protagonista es un gran comunicador que consigue mantener la atención de los asistentes con un discurso ágil, ameno y salpicado de notas de humor. El objetivo de la disertación era despertar en los asistentes la motivación para atreverse a vivir, a emprender, a experimentar. La intención es buena y las propuestas valientes, sin embargo me invadió una sensación de superficialidad cuando la charla finalizó.

Una de las ideas más peligrosas que se lanzaba en su discurso era la invitación a la copia para conseguir el éxito. Si usted no está contento con su vida, si su organización no consigue los objetivos, copie las actitudes y estrategias de su vecino… y a triunfar!

Me escandaliza la concepción tan banal del logro y los procesos asociados a él. Y no solamente eso, sino la estereotipada concepción del éxito. Inmediatamente me vino a la cabeza una película ‘Al diablo con el diablo’ en la que el protagonista vende su alma al diablo a cambio de que cumpla sus deseos. El problema es que se duerme deseando ser rico y tener una mujer espectacular y despierta siendo un multimillonario traficante de drogas en constante peligro de muerte casado con una belleza que le engaña con otro hombre... ¿deseo cumplido?

El logro de un objetivo no es nada sin calidad en los procesos asociados a él. Soy una firme defensora de la planificación, evaluación y conocimiento personal y del negocio como plataformas para alcanzar el éxito. Por eso creo en el coaching y trabajo en la dirección de proyectos. Las dos disciplinas ayudan a las personas y a las organizaciones a descubrirse y a desarrollar estrategias para conseguir sus metas. Metas que nacen de los valores y del análisis de los objetivos, las capacidades y los procesos.

Hay una frase del discurso con la que sin embargo sí estoy de acuerdo: ‘’no hay nada peor que un tonto motivado’’. Por eso no seamos ‘tontos’, actuemos con coherencia e integridad, y sobre todo disfrutando del camino. Y si no logras ver hacia donde dirigirte, contrata un coach o un director de proyectos para ayudarte.

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